Avaricia |
¿Qué nos dice el décimo mandamiento?
Que puestos ante la alternativa, disfrutemos de la alegría de preferir los buenos deseos y desechar los desordenados, prefiriendo las personas por encima de las cosas.
Los bienes de Dios por encima de los de la tierra, sin despreciar la obra de Dios.
¿Qué prohíbe el décimo Mandamiento?
El décimo Mandamiento nos prohíbe codiciar los bienes ajenos y desear riquezas por medios injustos.
Prohíbe consentir pensamientos y deseos desordenados de hacer lo ya prohibido en los demás Mandamientos: “No codiciarás nada que sea de tu prójimo” (Ex 20, 17).
¿Dónde tiene su origen la codicia?
La codicia se origina en la idolatría, el rechazo de los tres primeros Mandamientos, que lleva al endiosamiento de si y de las cosas.
¿Por qué prohíbe Dios el desear los bienes ajenos?
Porque Dios quiere que aun anteriormente seamos justos y limpios de corazón de todo apego afectivo desordenado a las cosas creadas y ambiciones desmedidas.
¿Cómo surge el deseo de envidia o tristeza del bien ajeno?
Del compararse y sobre valorar el bien ajeno y desvalorizar el propio.
Y esto surge espontáneo como tentación al pensar que el que tiene menos me puede alcanzar, el que tiene igual me puede sobrepasar y al que tiene más no lo puedo alcanzar.
¿Cómo entró el pecado en el mundo?
Por la envidia del diablo entró el pecado en el mundo.
¿Qué es la envidia?
La Envidia es la tristeza que se experimenta ante el bien del prójimo y el deseo desordenado de apropiárselo.
Es uno de los pecados capitales.
¿Cómo se combate la Envidia?
El cristiano combate la envidia mediante la benevolencia, la humildad, y el abandono y con la providencia de Dios.
Qué más prohíbe el Décimo Mandamiento?
Te prohíbe ser avaro, deseando riquezas y poder sin medida y sin destino de servicio, o adquirir los bienes sin importar los medios justos o injustos.
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